Audrey, Fabien y sus tres hijos, es decir la Family Globe Exchange, intercambian su casa situada en la ciudad francesa de Yzernay para embarcarse en el viaje de su vida: un año entero dando la vuelta al mundo en familia mediante 12 intercambios de casas.

Con nosotros vienen tres jóvenes trotamundos: Hugo, de 9 años, Raphaël, de ocho, y Camille, de seis. Hay muchos nervios e ilusión. Se plantean este viaje por el mundo de la misma forma que lo haría un gran explorador: quieren descubrir nuevos países, jugar con niños, aprender sobre las diferentes culturas, ver nuevos paisajes, participar en nuevas actividades, estudiar nuevos idiomas y probar comida distinta.

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Para nosotros, Audrey y Fabien, ambos de 35 años, es una aventura en la que todo es posible. Tener en mente un proyecto como este y luego vivirlo es una loca oportunidad. ¡Pero estamos deseando de que se materialice ya esa loca realidad!

Lo que queríamos por encima de todo era descubrir el mundo los cinco juntos y de forma pausada, vivir la experiencia como una familia y tomar el tiempo de vivir. Disfrutar de todo ello con nuestros hijos es también una manera de entregarles las llaves del mundo, una oportunidad para ellos de darle sentido a las distintas culturas y religiones, desarrollar la tolerancia y el respeto hacia los demás, la humanidad y el planeta.

Para conseguirlo, hemos planificado un viaje de vuelta al mundo mediante intercambios de casas. Es una visión que se corresponde perfectamente con nuestras expectativas y nuestros valores. Nos brinda la posibilidad de conocer a gente y establecer nuevos contactos, y de prepararlo todo con las recomendaciones de los habitantes locales.

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¿Cómo hemos resuelto el tema de la escuela? Hemos decidido que nuestros hijos irán a la “escuela itinerante”. Como familia, podemos perfectamente optar por una organización de este tipo y no tenemos la obligación de seguir un programa específico (¡y esto lo decimos como profesores que somos!). Sin embargo, debemos ser conscientes y tener en cuenta las enseñanzas básicas definidas por nuestro sistema educativo nacional. También es preciso informar a la administración de que nuestros hijos no irán al colegio durante ese año.

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Un viaje de vuelta al mundo sólo tiene puntos positivos, pero hay que prepararlo bien. Os garantizo que no es tan complicado como parece, aunque requiera una gota de organización, una pizca de paciencia y algo de tiempo.

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Antes de resolver los aspectos organizativos, financieros, materiales y técnicos del viaje, le dedicamos tiempo a buscar nuestras “futuras casas”. Ocuparse de los intercambios de casas puede parecer una manera extraña, o por lo menos inesperada, de iniciar nuestro proyecto, pero para nosotros era el punto de partida necesario.

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Al contrario de los intercambios realizados previamente, en los que enfocamos las solicitudes de intercambio en función de distintos criterios (el país, el lugar, el número de habitaciones, la posibilidad de disponer de un coche, etc.), esta vez mandamos un mismo mensaje a varios socios a la vez. Vale, estoy de acuerdo, resultó más impersonal y perdió algo de encanto, pero nos hizo realmente ganar tiempo. Además, este proceso nos permitió saber inmediatamente cómo eran las casas y los posibles partners durante el intercambio inicial de correos, lo que, debo confesarlo, fue emocionante. Era como abrir un regalo de Navidad que habíamos pedido, pero sin saber muy bien cómo sería.

El mayor desafío fue el de procesar las toneladas de información proporcionada por cada uno de nuestros partners de IntercambioCasas. Para ello, lo recopilé todo en un cuaderno amarillo. Ahora solo necesitamos estar en contacto regularmente, de forma que no se olviden de nosotros y podamos contar con un intercambio planificado hace meses.

Como lo he dicho antes, ¡hace falta tiempo y paciencia! Pero no es lo único cuando se planifican múltiples intercambios. También hay que organizar la estancia de los partners en tu propia casa. Es entonces cuando la agenda de anfitrión se convierte en tu mejor amigo, pero a la vez en un auténtico puzzle.

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Hay un montón de preguntas que se plantean para la organización. ¿Qué hacemos para las llaves una vez que nos hayamos ido? En un intercambio anterior que hicimos en Dinamarca, nuestros partners habían utilizado un aparato que nos permitió recogerlas allí mismo. Entramos un código y fue mágico, la llave surgió. Compramos e instalamos uno nada más volver a casa, de forma que no tendríamos que pedirle a nadie que viniera a entregar las llaves en cada nuevo intercambio. De esta forma, tenían un juego de llaves para la casa y el coche al llegar. En el momento de marcharse, dejaban de nuevo las llaves dentro del aparato y todo estaba listo para el siguiente.

Para recoger y limpiar la casa después de cada intercambio, contamos con Stéphanie, nuestra especial hada del hogar. Viene a casa para dejar regalos de bienvenida (vino y especialidades locales) y volver a llenar el frigorífico con la lista que le hemos preparado. Hace las camas y comprueba que todo está en orden. También les damos a nuestros partners de intercambio la posibilidad de pagar por un servicio de limpieza (todos lo han elegido), de forma que Stéphanie se encargue de todo una vez que se han marchado. Durante nuestra ausencia, hemos contratado un servicio de mantenimiento del edificio y del jardín, que se encarga del exterior de la vivienda.

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¿Te ha dado nuevas ideas la historia de intercambios de casas de Audrey? Sigue las extraordinarias aventuras de intercambio de su familia en su blog (en francés) y en Facebook!

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